Son rurales, disciplinados, sus padres no tienen grandes fortunas, pero la llevan… Sepa cómo los estudiantes de la Escuela 21 de Mayo de Itropulli llegaron a estar entre los mejores de la región.

Publicado el Wednesday, May 28, 2014

La Escuela Rural 21 de Mayo de Itropulli es municipal, gratuita, trabaja con alumnos vulnerables y desfila orgullosa cada vez que se recuerda la gesta heroica de Prat y sus hombres. Sin embargo, es un caso excepcional dentro del sistema educativo paillaquino, he aquí la historia de un plantel de excelencia.

Sin ser expertos en materia educativa, el equipo periodístico de La Voz, pudo ver tres razones, muy simples, que harían de esta escuela un verdadero “desierto florido”:

1.- Sus logros académicos en la Prueba Simce la ponen a la par con algunos de los mejores colegios particulares de Valdivia, La Unión y Osorno. Por ejemplo, el año 2012 logró 303 puntos en la medición de Lenguaje, 296 en Matemáticas, y 293 en naturaleza.

2.- Alrededor del 25% de sus alumnos tiene algún trastorno relacionado con el aprendizaje. Situación que dista mucho de un colegio particular, cuyo perfil es selectivo y competitivo, sin embargo, Itropulli igual consigue resultados de excelencia.

3.- Trabaja con hijos de obreros agrícolas, funcionarios públicos, madres solteras, nietos de analfabetos y de una que otra familia disfuncional. Los estudiantes llegan en micros, furgones o a píe. Aquí no hay hijos de empresarios, profesionales de la alta sociedad o connotados políticos, en resumen no hay Jet-Set local.

¿Cuál es la receta de la Escuela 21 de Mayo de Itropulli?

Una de las primeras cosas que llama la atención en el plantel es el ambiente que rodea al colegio: Hay alegría, optimismo, muestras de afecto por todos lados, y muchos cuadernos y libros.

“El trabajo es bastante arduo, desde que llegan por la mañana, hasta que se van por la tarde. Son atendidos de la mejor manera por parte de los docentes y contamos con una matrícula de 277 niños, que tienen locomoción todos los días del año, asegurando así una muy buena asistencia a clases. Somos 22 profesores y, permanentemente, nos estamos capacitando para así entregar lo mejor a cada niño y cumplir metas durante el año académico”, explica Julio Medina, director del plantel.

“Nosotros creamos un espacio saludable, amable para los profesores y alumnos, practicamos mucho la sana convivencia y acá entran todos, las manipuladoras de alimento, los conductores, asistentes de la educación, no solamente los profesores forman parte de esta cadena, así logramos entregar la tan anhelada educación de calidad a nuestros alumnos”, agrega el director.

En este plantel la disciplina no se transa, “somos una escuela a la antigua”, recalca. “Impartimos valores que creemos se han dejado de lado en muchos establecimientos del país, como actos matinales, se canta el himno nacional con respeto, y desde pequeños les inculcamos la forma de comportarse en un acto público”.

En lo académico, la encargada de la UTP (Unidad Técnica Pedagógica) María Soledad Solís, ve que la escuela ha subido, paulatinamente, sus resultados, llegando a un nivel muy bueno, visto en las pruebas de medición, llegando a ser una de las mejores escuelas de la región. “Trabajar en una escuela rural es algo mágico, son niños muy diferentes, cariñosos, dedicados a su rol como estudiantes y que aun tienen la costumbre de traer manzanas o membrillos a sus profesores”.

Por: Alejandro Cano Oporto

 

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