Tuesday, March 31, 2015

Rolando Ojeda Salas y su larga lucha por torcerle la mano al destino

Por Prensa

Rolando nació en Paillaco hace 35 años, en una familia constituida por sus padres y 6 hermanos, su vida fue de estudios y juegos como cualquier niño, hasta la edad de 13 años, cuando lo ataca una enfermedad neurológica que afectó gran parte de su cuerpo. Como muy bien lo recuerda Rolando, y en entrevista […]

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portada Rolando

Rolando nació en Paillaco hace 35 años, en una familia constituida por sus padres y 6 hermanos, su vida fue de estudios y juegos como cualquier niño, hasta la edad de 13 años, cuando lo ataca una enfermedad neurológica que afectó gran parte de su cuerpo.

Como muy bien lo recuerda Rolando, y en entrevista exclusiva con www.lavozdepaillaco.cl , nos relata de esta época de su vida que no olvidará jamás.

“Yo nunca presenté ningún síntoma de enfermedad cuando era niño, hacia mi vida normal, me gustaba mucho jugar a la pelota y correr con mis amigos…Hasta el día 8 de mayo de 1993, a las 17:30 horas, que comencé con síntomas de decaimiento, mucho frio y un fuerte dolor de cabeza que en muy pocas horas ya me tenían sin poder mover y con un fuerte dolor en el pecho, mi madre al verme en esas condiciones me lleva de inmediato al hospital, donde los médicos dieron su diagnostico lapidario…Se trataba de una Mielitis Transversa, que afecto mi mano derecha y pierna izquierda impidiéndome caminar como corresponde. Y una Tetraplejia Espástica, lo que ataco mi sensibilidad fina…De ahí me trasladaron de inmediato al Hospital Regional de Valdivia, donde en aquellos años tampoco contaban con los implementos necesarios para tratarme, derivándome posteriormente al Hospital de Temuco, ya que necesitaba urgente un respirador automático”.

¿Qué siguió más adelante?

“Estuve casi un año conectado a ventilador automático en Temuco, también ese año me alimentaron e hidrataron vía intravenosa en donde me debatía entre la vida y la muerte, llegando incluso a realizarme la extremaunción, porque no se veía solución para mi, batallé durante un año y medio en Temuco y me decía, esto no me puede ganar, y todos los días de encomendaba a Dios quien me dio una esperanza de vida y fui trasladado a Valdivia para estar más cerca de mi familia y viviendo en hospitales hasta el año 1998”.

¿Cómo siguió tu tratamiento?

“Después de eso me llevaron a la Teletón en la ciudad de Concepción, donde estaba lo adecuado para mi rehabilitación y recibí mucha ayuda para poder volver a ponerme de pie, la misma fuerza que veía en mi madre que contra viento y marea me acompañaba donde yo estaba”.

Después de todo esto ¿Cómo rearmaste tu vida?

“Lo que siempre tuve en mente fue terminar mis estudios, ya que estaba en 7º básico cuando caí al hospital. En 1999 curse 7º y 8º en la Escuela Olegario Morales Oliva como cualquier alumno, pero siempre con el apoyo de mi madre, terminado mi enseñanza básica con un buen promedio, paralizando mis estudios nuevamente por no estar las condiciones adecuadas en Paillaco para mi, retomándolos en el año 2002 matriculándome en el Liceo Rodulfo Amando Philippi. No fue tan complicada esa etapa, recibí mucho apoyo de los profesores y compañeros de curso, incluso cuando me licencie lo hice de pie, siendo un logro muy grande para mí familia y en lo personal”.

Hubo otra gran pena por la que pasaste.

“Si, terminando mi enseñanza media en el año 2005, mi familia y yo fuimos golpeados por la vida nuevamente cuando supimos que mi madre, compañera de muchas batallas, le habían detectado cáncer, falleciendo en el 2007, en ese momento nuevamente mi vida se derrumbaba, y gracias a todo el amor que me entrego mi familia y amigos, pude salir de ese doloroso momento y aprender a convivir con el bello recuerdo de mi madre en mi corazon”.

Tu vida tuvo que seguir adelante.

“Así es, en el año 2007 comencé a trabajar en el Departamento Social de Paillaco, fue una experiencia nueva al tener responsabilidades en el ámbito laboral, y dándome cuenta del esfuerzo que debía hacer para tener mis cosas y apoyar a mi familia, trabajo que realice hasta el 2011. Posterior a esto, en 2013, se cumplió otro de mis sueños, que era trabajar en la biblioteca del liceo RAP, me dijeron que sería complicado, que incluso podrían discriminarme, pero no me importo, pedí la oportunidad, y acá estoy ya casi dos años trabajando y en este periodo fue que obtuve mi silla de ruedas eléctrica, gracias al Centro Comunitario de Rehabilitación -CCR- y el FONADI –Fondo Nacional de Discapacitados- llego mi preciada silla, con la cual me puedo mover independientemente a todos lados, y ahora que los alumnos de electrónica del liceo le pusieron elementos de seguridad como luces y bocina me hace sentir más seguro en la calle, ya que salgo muy temprano de mi casa al liceo, y ahora creo que quieren realizar el proyecto de hacerle un techo para protegerme de la lluvia”.

¿Algún mensaje a la comunidad?

“Solo decirles que no porque una persona tenga una discapacidad es una persona inútil, dejar eso muy claro, valemos lo mismo y se nos desarrollan capacidades especiales, contamos con otras herramientas para hacer las cosas mucho mejor, porque valoramos y damos mucha importancia a lo que hacemos”.

Por:lavozdepaillaco.cl

Licenciatura 4º medio.
Licenciatura 4º medio.
C.C.R. Paillaco.
C.C.R. Paillaco.

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No todo es trabajo.
No todo es trabajo.

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Con estudiantes del RAP, 3º y 4º Electronica, mas Prof. jefe Luciano Montecinos.
Con estudiantes del RAP, 3º y 4º Electronica, mas Prof. jefe Luciano Montecinos.