¿Por qué los bomberos se sepultan de noche?

Por Aldo Astete.

Más allá de lo solemne, impresionante y hermoso que se ve el funeral de un bombero (una tradición que no cuestionamos, pues viene desde que tenemos uso de memoria). Más allá de la costumbre, que obliga a que las cosas sean de determinada forma, existe una historia detrás, más o menos precisa y en mayor o menor medida, romántica.

Corría el año 1859, nuestro país vivía una inestabilidad política al borde de una guerra civil, en donde el toque de queda reinaba. Esta condición era más evidente en una de nuestras principales ciudades, Valparaíso, puerto principal. El 12 de abril se produciría el hecho que quedaría grabado en la tradición bomberil chilena. Ese día falleció Domingo Segundo Espiñeira, un voluntario de la Tercera Compañía de Bomberos de Valparaíso, a quién se le realizó el funeral pese a la prohibición. En esa oportunidad, antorchas y lámparas fueron las que con pitones y hachas acompañaron su cuerpo hasta el campo santo. Esta actitud temeraria y a la vez poética habría quedado aquella noche instaurada como una tradición hasta los días de hoy.

Hay otras razones históricas que le quitan algo de magia a lo que acabamos de relatar. En aquellos tiempos, los horarios para sepultar a cualquier persona, cristiana, creyente o no, estaban instaurados a partir de la media noche y variaban hasta las 5 ó 7 de la mañana. O sea, los funerales debían realizarse en la oscuridad y no más allá de 24 hrs del deceso. Esto se acabaría en la década de 1870 para transformarse en lo que conocemos hoy, funerales a cualquier hora del día, quedando solamente los bomberos al amparo de la noche y de paso, dándole una connotación social distinta, en boca de algunos bomberos honorarios, “el pago final” a quien voluntariamente se entrega al servicio de la sociedad.

Ayer 4 de marzo de 2022 (163 años después), en nuestra comuna la tradición ha vuelto a presentarse para rendirle homenaje a Orlando Álvarez Huito, Bombero Insigne de Chile con 64 años de servicio, quien desempeñó distintos roles y cargos al interior de la Segunda Compañía de Bomberos Bernardo O’Higgins de Paillaco. Además de recibir el merecido reconocimiento como Hijo Ilustre de nuestra comuna.

Hace años que no se realizaba esta tradición en nuestra comuna. Sabemos que mientras tengamos a esta institución acompañándonos, seremos testigos de este reconocimiento póstumo, como “pago final” a una vida de vocación y sacrificio.

Aldo Astete Cuadra