Wednesday, April 12, 2017

La nueva mayoría después de Lagos

Por Prensa

Por encima de las definiciones presidenciales del oficialismo, y en un clima de pesimismo, tras la nueva caída que anotó Guillier en la última encuesta CADEM, quedando 11 puntos por debajo de Sebastián Piñera, la cuestión de fondo parece ser el destino de la Nueva Mayoría, como pacto político. Max Colodro sintetiza con claridad ese […]

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Por encima de las definiciones presidenciales del oficialismo, y en un clima de pesimismo, tras la nueva caída que anotó Guillier en la última encuesta CADEM, quedando 11 puntos por debajo de Sebastián Piñera, la cuestión de fondo parece ser el destino de la Nueva Mayoría, como pacto político.
Max Colodro sintetiza con claridad ese escenario, en una columna que publicó en  La Tercera esta semana:
“Durante el Gobierno de Sebastián Piñera apostaron por sembrar la división y el resentimiento social; instalaron una imagen de Chile basada solo en abusos y frustraciones, llenaron su oferta política de derechos y se desestimaron de los deberes, prometieron cambios profundos sin haberlos diseñado y sabiendo que algunos – como la gratuidad universal –, eran completamente inviables”.
“Apostaron por la demagogia y la ausencia de límites, y es eso lo que ahora los tiene al borde del precipicio, divididos, sin liderazgo y con niveles de desaprobación enormes”.
El Gobierno y especialmente la Presidenta Bachelet no pueden evadir su responsabilidad en la situación que enfrenta hoy la coalición que los respalda.
Ella y su gobierno han sido conductores, en estos tres años, de un proyecto político mal inspirado, con cambios profundos en reformas improvisadas y que cada vez se fue alejando más de las aspiraciones de una mayoría de chilenos.
La derrota de Lagos y su posterior renuncia a ser candidato, es sin duda una de las cosas más significativas, ya que él había decidido ser candidato, porque se daba cuenta que estaba en riesgo su concepción de lo que debe ser la izquierda a nivel nacional e internacional: Democrática, de acuerdo a lo que todos entendemos por democracia y además, con presencia del sector privado, sin perjuicio de tener un Estado que busque e imponga equidad en oposición a la otra concepción de la izquierda, que busca un control férreo del estado, como ocurrió con Allende o lo que ocurre en Cuba y Venezuela.-
Como dijo Carlos Peña en un estupendo artículo en El Mercurio, no ganó ninguno de los dos sectores, se impuso la izquierda Light.

Por, Hugo Ortiz De Filippi