Monday, December 19, 2016

Innovador uso de papel en el área de la salud

Por Prensa

Se trata de riñoneras y chatas elaboradas con papel y cartón reciclado, que cada vez son más usadas en recintos hospitalarios del país porque reducen el riesgo de infección, facilitan la higiene de los pacientes y además son una solución sustentable. Desde hace 10 años la industria de la salud en Chile se está abasteciendo, […]

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Se trata de riñoneras y chatas elaboradas con papel y cartón reciclado, que cada vez son más usadas en recintos hospitalarios del país porque reducen el riesgo de infección, facilitan la higiene de los pacientes y además son una solución sustentable.

Desde hace 10 años la industria de la salud en Chile se está abasteciendo, en parte, de artículos biodegradables. Se trata de chatas y riñoneras hechas de pulpa de papel y cartón reciclado que se utilizan en distintos recintos hospitalarios del país.

Las virtudes de estos productos han llevado a que cada vez más recintos de salud los incorporen en sus procedimientos. Y es que a diferencia de las tradicionales chatas y riñoneras de metal, éstas se caracterizan por ser sustentables y biodegradables, ya que tras su uso son pulverizadas y no dejan huella al ser 100% biodegradables.

“Al utilizar este tipo de dispositivos el proceso es más higiénico y reduce el potencial de contaminación cruzada entre paciente y paciente, disminuyendo así las posibilidades de infecciones asociadas a la atención de salud tanto para pacientes como para el personal”, sostiene la enfermera Coordinadora UPC Adultos de Clínica Bicentenario, María José Rubilar.

La enfermera de prevención y control IAAS de Clínica Avansalud, Verónica Miranda, en tanto, cuenta que en ese centro hospitalario utilizan estos productos hace cuatro años, paralelamente a los tradicionales. “El beneficio que tienen es que se evita el lavado, secado y almacenamiento de los implementos no desechables”, destaca.

En el Hospital del Trabajador de Santiago utilizan estos artículos hace más de 15 años y allí manifiestan que su principal beneficio es que al ser utensilios desechables conllevan un importante ahorro de tiempo para los profesionales que los manipulan.

Origen en el bosque

Estas chatas y riñoneras biodegradables se elaboran a partir de diarios viejos, DKL (recorte que se obtiene en el proceso de fabricación de cajas de cartón) y pulpa mecánica, procedente de plantaciones forestales y su uso ha ido en creciente aumento en el país. Si en 2013 se comercializaban sobre 700 mil unidades, se estima que en el 2016 este consumo se duplicará y alcanzará sobre un millón 450 mil unidades.

Bernardo Serrano, gerente general de Chimolsa, filial de Empresas CMPC, y principal fabricante de estos insumos en el país, sostiene que estos productos se han ido posicionando en el sector salud “porque tienen la gran ventaja de que son desechables, biodegradables y 100% hechos de fibras recicladas, y no hay que destinar tiempo a lavarlos y sanitizarlos cada vez que se usan”.

Agrega que otra de sus virtudes es que resisten agua hasta 80° de temperatura, además de tolerar sangre y heces. “Son productos inocuos y resistentes y cumplen perfectamente con las necesidades que la industria de la salud requiere”. El ejecutivo precisa que además, cuentan con todas las certificaciones necesarias para su utilización en recintos sanitarios. “Tenemos la certificación ISO 22000 para que todos nuestros productos sean considerados inocuos”, comenta.

Cadena productiva 

Los recolectores de papel y diarios y distribuidores son parte importante de la cadena productiva del papel y del innovador uso que se le está dando a este material en el área de la salud actual.

Se estima que en el país alrededor de 60 mil personas viven del reciclaje de papel y cartón que más tarde venden a distribuidores y recuperadores de papel como Sorepa (Sociedad Recuperadora de Papel).

Las últimas estadísticas dan cuenta que el reciclaje de papel en Chile creció de 233 mil a 375 mil toneladas en el período 2000-2009. Sin duda, una clara tendencia al aumento que ha llevado a la creación de nuevas formas de uso del papel, en un país que cuenta con 2,4 millones de hectáreas de plantaciones forestales sustentables y que con innovación, ha sabido abrirse a nuevos mercados.